

En el corazón de la cordillera de los Andes, el Hotel Valle Andino vuelve a abrir sus puertas tras una profunda renovación. Ubicado en la localidad de Uspallata, a 120 kilómetros de la ciudad de Mendoza, este emblemático hotel de montaña retoma su actividad con una propuesta renovada, que conjuga comodidad, identidad local y conexión con la naturaleza.
La reapertura de Valle Andino representa mucho más que la restauración de un alojamiento turístico. Se trata de un proyecto familiar con raíces profundas en la región, impulsado por la visión de Pablo Cavallaro, hijo del fundador del hotel, el arquitecto Silvio Bromberg, quien inauguró el establecimiento en 1990.
Pablo Cavallaro (izquierda) junto al ministro Rodolfo Vargas Arizu y el representante de la Municipalidad de Las Heras
El proceso de renovación comenzó en 2020 y abarcó todas las áreas del hotel. Se modernizaron sus 26 habitaciones, se instalaron nuevos sistemas de climatización, se renovaron pisos, mobiliario y espacios comunes, y se incorporó una infraestructura orientada al confort sin perder el espíritu original del lugar. Cada decisión de diseño buscó mantener la esencia de la alta montaña mendocina y al mismo tiempo responder a las demandas de un turismo contemporáneo.
“Este proyecto es un homenaje a mi padre y un compromiso con el futuro de Mendoza. Reabrir Valle Andino es apostar por el desarrollo del turismo local e internacional, y por la tierra que amamos”, expresó emocionado Pablo Cavallaro durante el acto de reapertura.
Uno de los ejes centrales de la nueva propuesta de Valle Andino es la gastronomía local. El restaurante La Barrosa, con un horno de barro como sello distintivo, revaloriza los sabores regionales con productos de cercanía y recetas tradicionales. A su vez, el Andino Wine Bar ofrece una cuidada selección de vinos de altura, permitiendo al visitante sumergirse en otra de las grandes tradiciones mendocinas.
El hotel, además, propone una experiencia integral con actividades recreativas y de bienestar. Entre ellas se destacan cabalgatas, caminatas guiadas, pesca, y clases de yoga y meditación al aire libre. La apuesta es clara: que el visitante pueda disfrutar de un entorno natural privilegiado y, al mismo tiempo, reencontrarse con el silencio, el paisaje y la cultura de montaña.
Más allá de su propuesta turística, Valle Andino asume un fuerte compromiso con la economía regional. Durante la remodelación se priorizó la mano de obra local y hoy el establecimiento genera más de 50 puestos de trabajo directos e indirectos. Esta lógica de desarrollo territorial fue destacada por Patricia Cavallaro, madre de Pablo y una de las impulsoras del relanzamiento: “Este hotel también es para los mendocinos. Lo recuperamos con manos mendocinas y queremos que sean los primeros en redescubrirlo”.
En la ceremonia de reapertura, el ministro de Producción de Mendoza, Alberto Arizu, subrayó la importancia de este tipo de emprendimientos para la provincia: “Los proyectos familiares como Valle Andino representan el 90% del tejido económico de Mendoza. Son motores de crecimiento, innovación y arraigo”.
Con una inversión que supera los 400.000 dólares, Valle Andino se consolida como una alternativa de calidad en el turismo de alta montaña. Cuenta con capacidad para 60 huéspedes, amplios jardines de 3 hectáreas, y una infraestructura que combina tradición y modernidad.
El hotel está pensado para diversos públicos: desde turistas extranjeros que visitan el Aconcagua, hasta mendocinos que buscan una escapada de fin de semana con identidad local. Su propuesta integral lo posiciona como un nuevo clásico para quienes desean una experiencia auténtica en el corazón de los Andes.
Con su regreso, el Hotel Valle Andino no solo recupera un espacio emblemático del turismo mendocino, sino que también abre un nuevo capítulo en la historia de Uspallata y reafirma el potencial de la cordillera como destino turístico sustentable y de calidad.