Por: Redacción Sabores de Argentina
El agro mundial transita un proceso de transformación profunda impulsado por la tecnología, el cambio climático y la búsqueda de sustentabilidad. En Mendoza, donde la vitivinicultura es identidad, economía y cultura, estas tendencias ya comienzan a modelar el futuro del sector.
Automatización, agricultura de precisión, plataformas digitales y prácticas regenerativas se consolidan como herramientas clave para producir mejor, cuidando los recursos naturales y la calidad del producto final.
La automatización y la inteligencia artificial avanzan sobre tareas tradicionales del viñedo. Desde robots para control de malezas hasta sistemas inteligentes de pulverización, la tecnología permite optimizar tiempos y recursos.
En un contexto de menor disponibilidad de mano de obra, estas soluciones ayudan a sostener la producción sin resignar calidad.

La vitivinicultura mendocina enfrenta el desafío de producir con menos agua y mayor eficiencia
La agricultura de precisión tiene un impacto directo en la vitivinicultura mendocina. Sensores de suelo, imágenes satelitales y análisis de datos permiten definir cuándo y cuánto regar, ajustando el uso del agua a las necesidades reales del cultivo.
Esta eficiencia hídrica no solo protege el recurso más escaso de la provincia, sino que también mejora la sanidad del viñedo y la expresión del terroir.
Los consumidores y mercados internacionales valoran cada vez más el origen, el modo de producción y el impacto ambiental. En este contexto, la vitivinicultura incorpora bioinsumos, manejo regenerativo de suelos y prácticas de bajo impacto.
La sustentabilidad se transforma así en un atributo que acompaña la calidad enológica.
El uso de plataformas digitales integradas permite a los productores vitivinícolas unificar información climática, productiva y comercial. Estas herramientas ayudan a anticipar escenarios y a planificar cada etapa del ciclo agrícola.