Por: Redacción Sabores de Argentina
Durante un reciente workshop celebrado en el departamento de Maipú, la Agencia de Turismo Río Negro desplegó su vasta y sorprendente oferta ante periodistas y agencias mendocinas, presentando una provincia que trasciende la clásica imagen de Bariloche para mostrar un abanico de posibilidades que va desde la costa atlántica hasta la imponente cordillera.
Diego Piquín, presidente de la recién creada Agencia de Turismo Río Negro (una entidad que inició su marco legal en enero de este año y comenzó su trabajo fundacional en agosto), lideró la presentación. El enfoque analítico se centró en la diversidad geográfica que posiciona a Río Negro como un destino integral durante todo el año.
La propuesta más llamativa se encuentra en su fachada marítima. Contrario al imaginario popular de la Patagonia, la costa rionegrina ofrece algo excepcional: aguas con un promedio de 26°C en plena temporada de verano en balnearios como Las Grutas. Piquín destacó que la provincia no solo posee una costa patagónica particular, sino que también garantiza una "agenda de actividades que es imposible aburrirse". La oferta costera abarca desde playas familiares, con actividades náuticas, paradores y diversión, hasta alternativas más solitarias ideales para el avistaje de fauna marina, una actividad que se considera obligatoria para el visitante. Localidades como Las Grutas, Viedma (que cuenta con conectividad aérea), Playas Doradas y Sierra Grande, junto con el puerto de San Antonio Este, figuran entre los puntos clave de la ruta atlántica.

Las playas de Río Negro, una gran opción en la costa atlántica
En el extremo opuesto del mapa provincial se erige la Cordillera de los Andes, con destinos icónicos como San Carlos de Bariloche y El Bolsón. Si bien Bariloche está en el radar de toda la Argentina, la montaña rionegrina se distingue de la alta montaña mendocina por su tipo de paisaje y vegetación. El contraste es notable incluso dentro de un mismo destino: en Bariloche, el oeste se caracteriza por lagos, bosques frondosos y montañas; sin embargo, a escasos 20 o 30 minutos al este, el paisaje muta a la estepa patagónica, bien desértica. Esta región ofrece propuestas de bienestar, senderos y trekkings, además de contar con los refugios de montaña más extensos de Argentina.
La provincia también invita a explorar sus zonas intermedias, como el Valle y la Estepa, cada una con identidad propia. Un recorrido hacia el interior puede llevar a la Meseta de Somuncura, un lugar de cielos increíbles donde se puede practicar astroturismo.
Otro eje en desarrollo es el enoturismo. Aunque reconocen que hay "mucho que aprender de Mendoza", la región patagónica tiene bodegas de interés, incluyendo nombres conocidos como Canales (en General Roca) e Irá. Un diferencial de la oferta es la especialización en cepas como el Pinot Noir. Además, Viedma presenta la Bodega Guatiza, que cuenta con una cava submarina, ofreciendo alternativas interesantes a lo largo de toda la provincia.

En términos económicos, Río Negro se presenta como una propuesta “hipercompetitiva”. El presidente Piquín aseguró que la provincia dispone de una amplia infraestructura turística (alojamiento, gastronomía, excursiones) que permite atender distintos presupuestos. Se sugiere que, a nivel de costos, la costa rionegrina podría manejarse con precios más económicos que la costa atlántica de la provincia de Buenos Aires.
Respecto a la logística de viaje, Bariloche destaca por su excelente conectividad aérea, con un promedio de 25 a 30 vuelos diarios, llegando hasta 40 en temporada alta, lo que la convierte en una “puerta de entrada súper interesante”. Sin embargo, dada la “distancia interesante” entre los puntos turísticos, se recomienda la vía terrestre para obtener autonomía, permitiendo al turista recorrer entre 50 o 100 kilómetros para cambiar de playa o destino.
Río Negro, a través de su nueva agencia de turismo, busca consolidar su imagen de provincia de contrastes y alta competitividad. Como un cofre de sorpresas, ofrece simultáneamente el azul intenso del mar cálido y la majestuosidad nevada de la cordillera. Es, en esencia, un destino donde la diversidad es la norma y la sorpresa, la bienvenida.