

Por: Redacción Sabores de Argentina
El reciente XI Congreso Internacional Biomédico de Autismo y Desafíos del Neurodesarrollo, celebrado en Buenos Aires, ofreció un espacio de encuentro entre la ciencia, la innovación y la producción alimentaria. Allí, un aceite de oliva producido en Mendoza fue protagonista inesperado.
La empresa Corazón de Lunlunta presentó un aceite de oliva alto en polifenoles, elaborado mediante un método desarrollado por el enólogo Gabriel Guardia. El procedimiento, inspirado en el efecto de una helada sobre las aceitunas verdes, permite obtener hasta 800 mg/L de polifenoles, triplicando los estándares internacionales.
Este resultado lo convierte en un superalimento antioxidante y neuroprotector, que también contiene escualeno, otro compuesto de gran valor para la salud cardiovascular.
El proyecto tuvo un origen singular: nació del pedido de una madre preocupada por el bienestar de su hijo con autismo. A partir de esa inquietud se generó un producto que hoy se presenta como herramienta de apoyo en la calidad de vida de niños con TEA.
Algunos testimonios relatan mejoras en el sueño, el sistema digestivo y la interacción social. Una madre afirmó: “Es una bendición ver a los chicos más conectados con el entorno”.
El aceite no sólo busca posicionarse como un producto gourmet de alta gama, sino también como un vehículo de responsabilidad social. Parte de su producción se destinará a proyectos orientados a familias vinculadas al espectro autista.
El formato de venta es en packs de 6 frascos de 28 ml, diseñados para mantener la frescura y facilitar el consumo cotidiano. La recomendación es una cucharada en ayunas, un hábito simple con efectos preventivos y saludables.
Para sus creadores, este producto representa la síntesis de ciencia, innovación y compromiso social, con raíces en la tradición olivícola mendocina. No es sólo un aceite: es un ejemplo de cómo la producción argentina puede aportar valor agregado al mundo con impacto real en la vida de las personas.